viernes, 26 de julio de 2013

El inútil intento de hablar del amor, de hablar del silencio...

Hace un tiempo pensaba (y pienso) que no me gusta cuando alguien habla mucho de Dios o del amor.
Simplemente porque esas son cosas que como personas no podemos alcanzar, ni sentir, ni mucho menos comprender.
(Persona del latín significa máscara, personaje)
Sin embargo, y haciendo honor a la contrariedad de esta vida que soy y somos, hoy me encuentro escribiendo acerca de algo que quiere hablar del amor.
Nunca sentí haber alcanzado el amor. Nunca pude.
Sin embargo el amor me alcanzó.
El amor se alcanzó a si mismo a través de algo (siendo yo mismo ese "algo")


El amor no es una decisión. El amor sucede.
En el amor no hay alguien que decida, ni que elija. El amor no tiene dueño ni administrador.
El amor no es el resultado de un proceso, no es una conclusión, no es un objetivo, porque éstas son cosas que dependen del tiempo.
El amor no tiene final ni fin, porque no tiene comienzo. Permanece en un sitio donde no caben las ideas del origen ni del final. El sitio sin tiempo. Donde el origen y el final son el mismo punto.
El amor no es material, y como no ocupa espacio, no tiene tiempo.
El tiempo y el espacio son una sola unidad, inseparable, no hay uno sin otro. El amor está fuera de este sistema tiempo-espacio. Pero fuera no en el sentido dual de que hay fuera porque hay dentro. El amor no es dual. Está fuera la idea de los contrarios, y de todo concepto, representaciones, teorías o símbolos.

Ni siquiera podría decir que el amor está fuera de la mente.
Porque para el amor no hay dentro ni fuera.
El amor no ve la diferencia, porque el amor no ve diferencias,
porque el amor no ve.

El amor no es personal, ni tiene tampoco una dirección determinada.
Ni siquiera tiene un sentido, y mucho menos una razón (ni miles)
Si amas a una sola persona completamente, al 100%, absolutamente, sin condiciones, si la amas sin siquiera la idea de una condición, sin pensar, sin analizarla ni interpretarla, sin elegir siquiera poder elegir amarla o no. Si la amas sin saber siquiera que la estas amando. Si la amas sin tiempo de pensar siquiera en esa persona ni en nada...
Si amas así a alguien estás amando a toda la Humanidad.

El amor es como un rayo que cae y te fulmina.
Pero no cae desde arriba ni viene desde abajo. Llega y sale desde todos los flancos y desde todos los sitios. Sin lugar. Y al mismo tiempo.
Cada átomo y cada partícula subatómica de tu Ser se ilumina desde dentro hacia afuera y desde fuera hacia adentro y en todas direcciones.
Al mismo tiempo. En ese mismo instante sin tiempo.
Toda la existencia se ilumina. Y todo lo que no existe también.

Nadie produce el amor. No hay nadie ni nada que lo haga funcionar.

No puedes pensar en el amor, ni siquiera puedes atreverte a soñar con pensar él.

Sé que todo lo que diga del amor es en vano.
Sé que nada ni nadie puede explicar el amor.
Pero el amor puede explicarlo todo.

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