viernes, 28 de febrero de 2014

Nuestro sentido común a sido manipulado...

¿es que no lo ves?
Nos han enseñado a necesitar muchas cosas y a aceptarlo todo, pero no a ser felices ni libres ni independientes. Sino todo lo contrario.
Porque a un ser sufriente con carencias y necesidades, se lo manipula y se controla con facilidad precisamente a través de sus "necesidades" impuestas socialmente.
A un ser libre, que no necesita nada más que lo mínimo para vivir porque tiene el corazón lleno de dicha y amor no se lo puede controlar ni se lo puede explotar.
Eso es ser libre. Y esa libertad es interior. Nadie la puede siquiera tocar.
Pueden quedarse con todas tus cosas, incluso con tus huesos, pero nunca con libertad interior, con tu amor, con tu paz ni con tu perdon.


Un abrazo,


Mariano

Para ver el video clikea aquí debajo:

Primera parte:

http://youtu.be/xYuJAqWwEac

Y la segunda parte:
http://youtu.be/c2ok0524THs





lunes, 24 de febrero de 2014

Ser humano. Ser contradictorio.

La contradicción permanente nuestra mente.

En nosotros y en torno nuestro vemos contradicción; de suerte que, como estamos en contradicción, hay falta de paz en nosotros y por tanto fuera de nosotros. Hay en nosotros un estado constante de negación y afirmación: lo que queremos ser y lo que somos. El estado de contradicción engendra conflicto, y este conflicto no trae paz, lo cual es un hecho obvio, sencillo. Esta contradicción íntima no debería interpretarse como dualismo filosófico de algún género, porque eso resulta una muy fácil evasión. Esto es, diciendo que la contradicción es un estado de dualismo, creemos haberla resuelto, lo cual, evidentemente, resulta simple convencionalismo, algo que contribuye a eludir lo existente.

Bueno, ¿qué entendemos por conflicto, por contradicción? ¿Por qué hay contradicción en nosotros ‑esta constante lucha por ser algo distinto de lo que soy-? Soy esto, y deseo ser aquello. Esta contradicción es en nosotros un hecho, no un dualismo metafísico. La metafísica nada significa para la comprensión de lo que es. Podemos discutir, digamos, el dualismo, lo que es, si existe, y lo demás. ¿Pero qué valor tiene eso si no sabemos que hay contradicción en nosotros, deseos opuestos, intereses opuestos, empeños opuestos? Quiero ser bueno y no soy capaz de serlo. Esta contradicción, esta oposición en nosotros, debe ser comprendida porque engendra conflicto; y estando en conflicto, en lucha, no podemos crear individualmente. Veamos claramente en qué estado nos hallamos. Hay contradicción, y por ello tiene que haber lucha; y la lucha es destrucción, disipación. En ese estado no podemos producir más que antagonismo, lucha, mayor amargara y dolor. Si podemos comprender plenamente y así librarnos de contradicción, podrá haber paz interior, la cual traerá comprensión entre unos y otros.

El problema, es, pues, éste: viendo que el conflicto es destructivo, disipador, ¿por qué es que en cada uno de nosotros hay contradicción? Para comprender eso, debemos llegar algo más lejos. ¿Por qué existe la sensación de deseos opuestos? No sé si nos damos cuenta de ello en nosotros mismos, de esta contradicción, de este sentido de querer y no querer, de recordar algo y tratar de olvidarlo a fin de encontrar alguna cosa nueva. Observad eso, nada más. Es muy sencillo y normal. No es una cosa extraordinaria. El hecho es que hay contradicción. ¿Por qué, entonces, surge esta contradicción?

¿Qué entendemos por contradicción? ¿No implica ella un estado transitorio que se ve contrariado por otro estado transitorio? Esto es, yo creo tener un deseo permanente. Afirmo que hay en mí un deseo permanente, y surge otro deseo que lo contradice; y esta contradicción produce conflicto, el cual es disipación. Es decir, hay constante negación de un deseo por otro deseo; un empeño se sobrepone a otro empeño. ¿Pero existe tal deseo permanente? Todo deseo, por cierto, es transitorio, no en un sentido metafísico sino efectivamente. Yo quiero un empleo, es decir, espero que cierto empleo sea un medio de felicidad; y, cuando lo obtengo, no me siento satisfecho. Quiero llegar a ser gerente, luego propietario, y así sucesivamente, no sólo en este mundo sino en el mundo llamado espiritual; el maestro de escuela llegando a ser director; el cura, obispo, el discípulo, maestro.

Este constante devenir, este llegar a un estado tras otro, produce contradicción, ¿no es cierto? ¿Por qué, por lo tanto; no considerar la vida como una serie de fugaces deseos, siempre en contradicción unos con otros, en vez de considerarla como un deseo permanente? De ese modo la mente no necesita hallarse en un estado de contradicción. Si miro la vida, no como un deseo permanente sino como una serie de deseos temporarios que cambian constantemente, entonces no hay contradicción.

La contradicción surge tan sólo cuando la mente tiene un punto fijo de deseo; es decir, cuando la mente no considera todo deseo como movedizo, transitorio, sino que se apodera de un deseo y hace de él una cosa permanente; y sólo entonces, cuando surgen otros deseos, hay contradicción. Pero todos los deseos están en movimiento constante; no hay fijación de deseo. No hay punto fijo en el deseo, pero la mente establece un punto fijo porque todo lo trata como medio de llegar, de ganar; y tiene que haber contradicción, conflicto, mientras uno esté llegando. Deseáis llegar, lograr éxito, deseáis encontrar un Dios o verdad final que sea vuestra permanente satisfacción. Por consiguiente no buscáis la verdad, no buscáis a Dios. Lo que buscáis es satisfacción duradera, y a esa satisfacción la revestís de una idea, de una palabra de sonido respetable, tal como Dios, la verdad. De hecho, empero, estamos todos nosotros buscando satisfacción, y ese placer, esa satisfacción, la colocamos en el punto más alto, llamándole Dios; y el punto más bajo es la bebida. Mientras la mente busque satisfacción, no hay mucha diferencia entre Dios y la bebida. Socialmente, puede que la bebida sea mala; pero el deseo íntimo de satisfacción, de ganancia, es aun más roñoso, ¿no es así? Si realmente queréis hallar la verdad, debéis ser en extremo honestos, no sólo en el nivel verbal sino en todos los niveles; tenéis que ser extraordinariamente claros, y no podéis serlo si no estáis dispuestos a enfrentar los hechos.

Ahora bien: ¿qué es lo que causa contradicción en cada uno de nosotros? Es, ciertamente, el deseo de llegar a ser algo, alcanzar éxito en el mundo y lograr un resultado en nuestro fuero interno. Mientras pensemos, pues, en términos de tiempo, de logro, de posición, tiene que haber contradicción. Después de todo, la mente es producto del tiempo. El pensamiento se basa en el ayer, en el pasado; y mientras el pensamiento funcione en la esfera del tiempo ‑pensar en términos de futuro, de devenir, de ganar, de lograr- tiene que haber contradicción porque en tal caso somos incapaces de enfrentar exactamente lo que es. Sólo dándose uno cuenta, comprendiendo y siendo imparcialmente consciente de lo que es, existe una posibilidad de estar libre de ese factor desintegrarte que es la contradicción.

De modo que es esencial entender todo el proceso de nuestro pensar, pues ahí es donde hallamos contradicción. El pensamiento en si se ha convertido en una contradicción, porque no hemos comprendido el proceso total de nosotros mismos; y esa comprensión sólo es posible cuando somos plenamente conscientes de nuestro pensar, no como un observador que opera sobre su pensamiento, sino integral e imparcialmente, lo cual es muy arduo. Sólo así disuélvese esa contradicción que es tan perjudicial y dolorosa.

Mientras procuremos lograr un resultado psicológico, mientras queramos seguridad interior, tiene que haber una contradicción en nuestra vida. No creo que la mayoría de nosotros seamos conscientes de esa contradicción; o, si lo somos, no captamos su verdadero significado. Por el contrario, la contradicción nos da ímpetu para vivir; el elemento mismo del razonamiento nos hace sentir que estamos vivos. El esfuerzo, la lucha de la contradicción, nos da una sensación de vitalidad. Es por eso que nos gustan las guerras y que disfrutamos la batalla de las frustraciones. Mientras exista el deseo de lograr un resultado ‑que es el deseo de estar psicológicamente en seguridad- tiene que haber una contradicción; y donde hay contradicción no puede haber mente serena. La serenidad de la mente es esencial para comprender toda la significación de la vida. El pensamiento nunca puede estar tranquilo; el pensamiento, que es el producto del tiempo, jamás podrá encontrar lo que es atemporal, jamás podrá conocer aquello que está más allá del tiempo. La naturaleza misma de nuestro pensar es una contradicción, porque siempre pensamos en términos de pasado o de futuro; y por ello nunca podemos ser plenamente conocedores, plenamente conscientes del presente.

Ser plenamente consciente del presente es tarea extraordinariamente difícil, porque la mente es incapaz de enfrentar un hecho de un modo directo, sin engaño. El pensamiento es producto del pasado, y por eso sólo puede pensar en términos de pasado o de futuro; el pensamiento no puede ser completamente consciente de un hecho en el presente. Así, pues, mientras el pensamiento ‑que es producto del pasado- trate de eliminar la contradicción y todos los problemas que ella origina, él persigue tan sólo un resultado, procura lograr un fin; y semejante pensamiento sólo crea más contradicción, y con ella conflicto, desdicha y confusión en nosotros y por lo tanto en torno nuestro.

Para estar libre de contradicción hay que ser consciente del presente, sin opción. ¿Cómo puede haber opción cuando hacéis frente a un hecho? Evidentemente, la comprensión del hecho se hace imposible mientras el pensamiento procure obrar sobre el hecho en términos de devenir, de cambio, de alteración. El conocimiento propio es, pues, el comienzo de la comprensión y, sin conocimiento propio, la contradicción y el conflicto continuarán. Conocer todo el proceso, la totalidad de uno mismo, no requiere ningún experto, ninguna autoridad. El seguir a la autoridad sólo engendra miedo. Ningún experto, ningún especialista, puede mostrarnos como comprender el proceso del "yo". Uno mismo tiene que estudiarlo. Vosotros y yo podemos ayudarnos mutuamente, conversando al respecto; pero nadie puede revelárnoslo, ningún especialista, ningún instructor, puede explorarlo por nosotros. Sólo en nuestra vida de relación podemos ser conscientes de él: en nuestra relación con las cosas, los bienes, las personas y las ideas. En la vida de relación descubriremos que la contradicción surge cuando la acción se aproxima a una idea. La idea es mera cristalización del pensamiento como símbolo; y el esfuerzo por vivir en armonía con el símbolo produce una contradicción.

De modo, pues, que mientras haya una norma do pensamiento, la contradicción continuará; y para poner fin a la norma, y con ella a la contradicción, tiene que haber conocimiento propio. Esta comprensión del "yo" no es proceso reservado para unos pocos. El "yo" ha de ser comprendido en nuestro lenguaje de todos los días, en nuestra manera de pensar y sentir, en como miramos a los demás. Si podemos ser conscientes de todo pensamiento, de todo sentimiento, de instante en instante, entonces veremos que en la convivencia se comprenden las modalidades del "yo". Sólo entonces existe una posibilidad de quietud, único estado de la mente en que la realidad fundamental puede manifestarse.











La Libertad Primera y Última
8. La contradicción
J. Krishnamurti

martes, 18 de febrero de 2014

El problema es de la mente, no tuyo.


Todo lo que comparto en mi Facebook y en mi Blog no tiene la intención de "mejorar" a ninguna persona.

No es autoayuda ni ninguna clase de terapia ni cura.
Lo que pretendo señalar es que en realidad no hay nadie a quien ayudar.
Cada uno es perfecto tal como es. La vida no se equivoca.
Aunque nuestros pensamientos viven en permanente conflicto con ellos mismos, porque viven en una realidad que ellos mismos han fabricado de una forma personal, privada e individual con la información acumulada en el pasado personal-individual de cada uno de nosotros.

La mente vive en permanente conflicto con ella misma. Es un perro que se quiere morder la cola.
Es un ente que lucha consigo mismo Y SIEMPRE PIERDE!
:o)
Pero luego nos echa la culpa a nosotros. Y nos dice que tenemos que hacer esto y aquello para mejorar, para ser perfectos, para ser mejor persona, mejor madre, mejor padre, mejor amigo, mejor alumno, etc.
Nos mantiene perfectamente convencidos (y sometidos) de que nos faltan aún 2 o 3 asignaturas por aprobar para graduarnos de "Licenciado en Buena Persona". (o en Buen Hijo, Buen Padre, Buen Profesional, Buen Amigo, Buen Marido o Buen Ciudadano, etc)
Nos mantiene en ese estado mental de espera y de carencia, nos promete cada día que algo que que sucederá en el futuro (sacarnos el Loto o encontrar pareja o adelgazar o aprender a ser felices o iluminarse, o terminar de pagar la hipoteca o encontrar trabajo o cuando cambiemos de trabajo, etc...) nos hará finalmente sentir plenos de verdad. Llenos de dicha. Satisfechos. Contentos. Listos. Felices. En paz con todo y todos.
Pero el futuro ese nunca llega. Y la espera nos aniquila las ganas de vivir.


La mente solo puede hablar de la mente.
La mente sufre entonces por la mente.
Y la mente busca ayuda en la mente.

Quiere resolver su conflicto, que es su naturaleza misma, pensando.
Como una pala que ha caído en un pozo e intenta cavar para salir. Claro, la pala no sabe hacer otra cosa, pobrecita. No le pidamos a la pala que piense.
No le pidamos a la mente que tome consciencia de lo que nos hace sufrir.
Solo nosotros podemos observar esto.

La mente no es autónoma. Nosotros le damos trabajo.
La mente es un negocio que vende pensamientos. Pero nosotros somos su UNICO cliente.
La mente sin nosotros no es nada. Igual que mi mano sin mí no es nada.
Sin nosotros la mente no es nada. Solo un montón de ideas saliendo a la superficie como burbujas.
"Plop! Plop! plop!"
Pero esas burbujas nos hipnotizan. NOS SEDUCEN. Nos encantan. Encontramos cierto placer en la actividad de pensar.
Pero esta distracción de la realidad es la que nos hace percibirnos a nosotros mismos como figuritas recortadas de esa realidas que es única y total, siendo nosotros parte de ella.

Los pensamientos pueden ser muy dañinos para nosotros, aunque si tomamos consciencia de nuestros pensamientos pueden ser solo un montón de palabras gastadas que se las lleva el viento.
Un disco rayado que repite lo que me decía mi madre, mi padre y algun loco perdido en el pasado.
Pero mi mente sigue machacándome con el mismo argumento de siempre. Me sigue midiendo con la misma vieja vara.


Ella siempre quiere postergar mis sueños, mi plenitud.
Pero la vida no se puede postergar. Ni pausar. O guardar para mañana.
Me quedo con la vida.
Me quedo conmigo.
Te regalo todos mis pensamientos. Los dono a una ONG.
Los remato por 1 céntimo.
Los pensamientos son el envoltorio. La etiqueta y el moño.
Las palabras son sonidos, sonidos consonantes y sonidos vocales.
No tienen peso.
No tienen nada.
Dejemos de ser esclavos de la palabras, esclavos de los pensamientos que están hechos de palabras y pasado.

Suelta amarras.
Deja que te lleve el viento.
No temas.
La libertad no es peligrosa.
La rutina es mortal.

La guerra entre el bién y el mal. (la guerra perdida)

Positivo vs. Negativo


La constante lucha
entre el bién y el mal.
La eterna lucha
en el bién y el mal

y justo en medio
de esas dos mentiras,
nosotros,
en silencio.






lunes, 10 de febrero de 2014

Amigo mío...

yo no soy lo que parezco. Mi aspecto es sólo un traje que llevo puesto, un traje hecho cuidadosamente; que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi indiferencia.El "Yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y en ella permanecerá por siempre, inadvertido, inabordable. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido; y mis acciones, tus propias esperanzas convertidas en acción. Cuando dices: " El viento sopla hacia el oriente", yo digo: " Sí, sopla hacia al oriente"; pues no quisiera hacerte saber que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. Tú no puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para ti, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo incluso así, hablo de la luz del mediodía que danza en las montañas y de la sombra escarlata que se abre paso sigilosamente por el valle; pues tú no puedes oír los cantos de mi oscuridad ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas. Y no me interesa que me oigas ni que me veas en mí. Deseo estar a solas con la noche. Cuando tú asciendes a tu Cielo, yo desciendo a mi Infierno. Incluso entonces tú me llamas a través del infranqueable abismo que nos separa: "Mi compañero, mi camarada", y yo te respondo: "Mi camarada, mi compañero", porque no quiero que veas mi infierno. Las llamas te cegarían y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo tanto al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar a solas en mi Infierno. Tú amas la Verdad, la Belleza y la Justicia; y yo sólo por complacerte te digo que es bueno amar esas cosas; pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: Prefiero reír a solas.Amigo mío, tú eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto, y yo a mi vez hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Solo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco a solas. Amigo mío, ...tú ni siquiera eres mi amigo, pero, ¿cómo hacer que lo comprendas?. Mi senda no es la tuya y, sin embargo, caminamos juntos, cogidos de la mano...

(K. Gibrán)

jueves, 6 de febrero de 2014

La belleza es la forma de Dios.

El arte cura el fundamental malestar de nuestra cultura, el sentimiento de distanciamiento, desesperación, separación, el anhelo del amor. El rol del artista es transmitir a la humanidad la más profunda experiencia de la realidad. El arte es recordar. Es amor. Es como una espada que distingue entre las apariencias y la realidad.
La belleza es la forma de Dios.


(Rupert Spira)


martes, 4 de febrero de 2014

Si...

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.
Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio. 
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio. 
Si puedes soñar sin que los sueños te dominen; 
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.
Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento y perderlo,
y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud o caminar junto a reyes,
y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravía...Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.


(R. Kipling)

El único camino: el autoconocimiento. Lo demás son demoras.

Si uno quiere crecer va a tener que mirarse por dentro y ser brutalmente honesto con uno mismo.
No hay otro camino que el autoconocimiento.
Lo demás son demoras, distracciones.

http://www.youtube.com/watch?v=xgBplTVQezw&feature=share&list=PLKdulNRpLYDNKyendxrBaWOkAA1bK9M4G&index=41

La búsqueda y persecusión de la felicidad

La felicidad no es algo que se pueda perseguir ni obtener como un objeto.

http://youtu.be/WsihV-2G1RY