sábado, 4 de abril de 2015

El aprender

El aprendizaje (o enseñanza) sólo puede comenzar si uno se pregunta algo sinceramente. Pero tienes que preguntártelo realmente, y esto significa que primero de todo uno acepta que no lo sabe.
Si uno sabe algo, (o cree que lo sabe que es lo mismo) y luego pregunta sobre eso, entonces o bien pregunta para que le confirmen lo que sospecha o bien para intentar convencer al otro de lo que “sabe”.

Saber saber... a ciencia cierta, nadie sabe nada. La realidad la percibimos a través de nuestros 5 sentidos y también a través de nuestros pensamientos, que tiñen todo lo experimentado con su color. Este color personal (también llamado condicionamiento) está dado por toda nuestra historia, nuestro pasado, nuestros traumas, accidentes, religión, sexo, forma física, todo lo que aprendimos en nuestro camino, todo lo que nos ha pasado y lo que hemos deseado que sucediera pero no ha pasado también, en definitiva, todo nuestro pasado, que está alojado ahora en nuestra memoria.
Es por esto que vivimos en mundos aparentemente tan pero tan distintos. Si bien hay 1 solo planeta Tierra, parece ser que vivimos en 8000 millones de mundos. Los mundos personales, los mundos ilusorios, irreales, los mundo que desaparecen cuando te entierran en el cementerio.
Dicen que no vemos las cosas como son, sino como somos.
Las cosas se pueden ver de muchas maneras, pero ¿que pasaría si dejamos de tener una perspectiva personal? ¿qué pasaría si abandonamos todas las ideologías o formas de ver las cosas?
Esto conllevaría a soltar todas tus opiniones, juicios de valor, comentarios, comparaciones y creencias, experiencia para intentar comenzar a mirar sin juzgar.
Esto conllevaría a una especie de silencio interno, un observar sin elegir, sin dividir, sin comparar, sin juzgar, sin aplaudir nada y sin identificarse con nada de lo observado.
Eso conllevaría a un silencio interno tan profundo que hace que el ego (lo que tu crees que eres) muera en ese instante. Y al mismo tiempo la mente está en estado de alerta en su totalidad, ya no está dividida en una parte que mira y otra que comenta o critica/analiza y otra que le contesta), y dejamos de debatir con nosotros mismos.

¿¿Se acuerdan de Tom & Jerry??
¿Se acuerdan de cuando Tom tenía en un hombro al diablo que le decía que hacer y en el otro hombro tenía un angelito?
Bueno, dejamos de escuchar al diablo y al angelito que llevamos dentro. Estos siguen hablando pero ahora los observamos desde una nueva y tercera posicion que no entra en la discusión o análisis (lo cual significa separar). Esto es estar en meditación.

Por eso los niños pequeños pueden aprender tan facilmente, porque no tienen casi conocimiento (lo cual es pasado), ni tampoco tienen orgullo ni un interes especial es defender ni atacar ningún concepto ni ideología.
Para aprender es necesario reconocer que aquello a lo que queremos llegar, aún lo desconocemos. Reconocer que no lo sabemos.
Mientras estemos llenos de prejuicios, juicios, opiniones, experiencias, conceptos, teorías, hipótesis solo buscaremos reforzarlos y así fortalecer el ego.
Si uno reconoce que no lo sabe uno se está abriendo.
Una pregunta es el abrir una puerta. No tengas miedo! Lo único que puedes “perder”, es aquello que tú no eres.

Mariano
Si quieres llegar a lo desconocido, empieza por descartar todo lo conocido. (J. Krishnamurti)

El patriostismo, una forma de estupidez.

Cómo nos libramos del nacionalismo?

Sólo comprendiendo plenamente lo que él implica, examinándolo, captando su significación en la acción externa e interna. En lo externo, él causa divisiones entre los hombres, clasificaciones, guerras y destrucción, lo cual es obvio para cualquiera que sea observador. En el fuero íntimo, psicológicamente, esta identificación con lo más grande, con la patria, con una idea, es evidentemente una forma de autoexpansión. Viviendo en una pequeña aldea, o en una gran ciudad, o donde sea, yo no soy nadie; pero si me identifico con lo más grande, con el país, si me llamo a mí mismo hindú, ello halaga mi vanidad, me brinda satisfacción, prestigio, una sensación de bienestar; y esa identificación con lo más grande, que es una necesidad psicológica para los que sienten que la expansión del "yo" es esencial, engendra asimismo conflicto, lucha entre los hombres. De suerte que el nacionalismo no sólo causa conflictos externos, sino frustraciones íntimas; y cuando uno comprende el nacionalismo, todo el proceso del nacionalismo, éste se desvanece. La comprensión del nacionalismo llega mediante la inteligencia. Es decir, observando cuidadosamente, penetrando el proceso integro del nacionalismo, del patriotismo, surge de ese examen la inteligencia; y entonces no se produce la substitución del nacionalismo por alguna otra cosa. En el momento en que reemplazáis el nacionalismo por la religión, la religión se convierte en otro medie, de autoexpansión, en una fuente más de ansiedad psicológica, en un medio de alimentarse uno mismo con una creencia. Por lo tanto, cualquier forma de substitución, por noble que sea, es una forma de ignorancia. Es como alguien que substituyera el fumar por la goma de mascar o el fruto del betel. En cambio, si uno comprende realmente, y en su totalidad, el problema del fumar, de los hábitos, sensaciones, de las exigencias psicológicas y todo lo demás, el vicio de fumar desaparece. Sólo podéis comprender cuando hay un desarrollo de la inteligencia, cuando la inteligencia funciona; y la inteligencia no funciona cuando hay substitución. La substitución es simplemente una forma de autosoborno, de incitaros a que no hagáis esto pero sí hagáis aquello. El nacionalismo ‑con su veneno, sus miserias y la lucha mundial que acarrea- sólo desaparece cuando hay inteligencia, y la inteligencia no surge por el mero hecho de pasar exámenes y estudiar libros. La inteligencia surge cuando comprendemos los problemas a medida que se presentan. Cuando hay comprensión del problema en sus diferentes niveles ‑no sólo en la parte externa sino de lo que él implica en su aspecto interno, psicológico-, entonces, en ese proceso, la inteligencia se manifiesta. Cuando hay, pues, inteligencia, no hay substitución; y cuando hay inteligencia desaparece el nacionalismo, el patriotismo, que es una forma de estupidez.

J. Krishnamurti