miércoles, 26 de octubre de 2016

La negación de toda autoridad. El fin del miedo.

Pero, ¿qué puede hacer un ser humano -qué podemos hacer usted y yo- para crear una sociedad completalmente distinta? Estamos haciendo una pregunta muy seria: ¿Hay algo que pueda hacer de manera alguna? ¿Qué podemos hacer? ¿Puede alguien decírnoslo? Cierta gente nos lo ha dicho. Los llamamos líderes espirituales, que se supone han comprendido estas cosas mejor que nosotros, nos lo han dicho, tratando de torcernos y moldearnos dentro de un nuevo patrón, pero eso no nos ha llevado muy lejos; hombres ilustrados y sofisticados nos lo han dicho, y eso tampoco nos ha servido de nada.
Se nos ha dicho que todos los caminos llevan a la verdad -usted tiene su camino como hindú, otro su sendero como cristiano, otro como musulmán y todos se encuentran en la misma puerta- lo cual es, cuando bien se mira, evidentemente absurdo. La Verdad no tiene sendero, y eso es la belleza de la Verdad que es vivencia. Una cosa muerta tiene un sendero porque es algo estático, pero cuando usted ve que la verdad es algo viviente, que se mueve, que no tiene lugar de descanso, que no está en templo alguno, en la mezquita o en la iglesia adonde ninguna religión, sacerdote o filósofo, nadie nos puede llevar, entonces se verá también que esa cosa viviente es lo que usted realmente es: su cólera, su brutalidad, su violencia, su desesperación, la agonía y el dolor en que vive. En la comprensión de todo eso está la verdad, y usted puede comprenderla sólo si sabe mirar esas cosas en su vida. Y usted no puede mirarlas a través de una ideología o de una pantalla de palabras, a través de esperanzas y temores.
Así usted ve que no puede depender de nadie. No hay guía, ni maestro, ni autoridad. Hay solamente usted -sus relaciones con otros y con el mundo- no hay nada más. Cuando usted se da cuenta de esto, o bien siente una gran desesperación de la cual viene el cinismo y la amargura o bien, al enfrentarse al hecho de que usted y nadie más es responsable del mundo y de usted mismo, por lo que piensa, por lo que siente, por su modo de actuar, toda lástima de sí mismo desaparece. Normalmente arrojamos la culpa sobre los otros, lo cual es una forma de autocompasión.

¿Podemos usted y yo, entonces, producir en nosotros mismos, sin influencia exterior o sin persuasión alguna, sin ningún temor al castigo ¿podremos producir en la misma esencia de nuestro ser una total revolución, una mutación psicológica, de manera que ya no seamos brutales, violentos, competidores, impacientes, temerosos, codiciosos, envidiosos y todas las restantes manifestaciones de nuestra naturaleza que han estructurado esta corrompida sociedad donde vivimos nuestras vidas diarias?
Es importante comprender desde el mismo principio, que no estoy formulando ninguna filosofía, ni estructura de ideas o de conceptos teológicos. Me parece que todas las ideologías son totalmente idiotas. Lo que importa no es una filosofía de la vida, sino observar lo que realmente ocurre en nuestra vida diaria interna y exteriormente. Si uno observa muy de cerca lo que está pensando y lo examina, verá que todo ello se apoya en un concepto intelectual, y el intelecto no es todo el campo de la existencia; es un fragmento. Y un fragmento por ingeniosamente que haya sido formado, por antiguo o tradicional que sea, sigue siendo sólo una pequeña parte de la existencia, en tanto que nosotros tenemos que tratar con la totalidad de la vida.
Y cuando miramos lo que esta ocurriendo en el mundo, empezamos a comprender que no hay un proceso interior y exterior; hay solamente un proceso unitario. Es todo un movimiento total, el movimiento interior expresándose a sí mismo como exterior, y lo exterior reaccionando de nuevo sobre lo interior. Ser capaces de mirar esto, me parece que es todo lo que se necesita, porque si sabemos mirar, entonces todo se vuelve muy claro. Y para mirar no se requiere una filosofía ni un maestro. Nadie necesita decirle cómo debe mirar. Usted simplemente mira.
¿Puede usted, entonces, viendo todo este cuadro, viéndolo de veras, no en forma verbal, puede usted fácilmente, espontáneamente transformarse? Este es el verdadero problema ¿Es posible producir una completa revolución en la psiquis?

Me pregunto cuál es su reacción ante tal interrogante. Usted puede que diga: “No quiero cambiar”, y mucha gente no lo quiere, en especial aquellos que se sienten bastante seguros social y económicamente o que se apoyan en creencias dogmáticas y están satisfechos de sí mismos y de las cosas tal como son o si estuvieran en un forma ligeramente modificada. No estamos hablando de estas personas.
O bien puede que uno lo exprese con mayor sutileza: “Bien, esto es demasiado difícil, no es para mí”. En tal caso se habrá bloqueado usted mismo, habrá cesado ya de inquirir y de nada le servirá seguir adelante. O también puede que diga: “Veo la necesidad de un cambio interno fundamental en mí mismo, ¿pero cómo voy a producirlo? Por favor, muéstreme el camino, ayúdeme a alcanzarlo”. Si usted dice eso, entonces, lo que le interesa no es el cambio en sí, no está realmente interesado en una revolución fundamental; está simplemente buscando un método, un sistema para producir el cambio.
Si yo fuera lo bastante insensato para darle un sistema y usted fuera tan insensato para seguirlo, sólo estaría copiando, imitando, sometiéndose, aceptando. Al hacer esto ha establecido en sí mismo como patrón la autoridad de otro, y de ahí el conflicto que usted tiene con esa autoridad. Usted se siente obligado a hacer tal y tal cosa, porque se le ha dicho que lo haga y, sin embargo, no puede. Usted tiene sus peculiares inclinaciones, tendencias y presiones, las cuales se hallan en conflicto con el sistema que cree que debe seguir, y, por lo tanto, está en contradicción. Así llevará usted una doble vida entre la ideología del sistema y la realidad de su existencia diaria. Al tratar de ajustarse a la ideología, reprime su ser; sin embargo, lo realmente verdadero no es la ideología, sino lo que usted es. Si trata de estudiarse en conformidad con las ideas de otro, siempre seguirá siendo un ser humano de segunda mano.
Un hombre que dice: “Deseo cambiar, dígame cómo”, parece muy fervoroso, muy serio, pero no lo es. Confía en que una autoridad ponga orden en sí mismo. Pero ¿acaso puede una autoridad producir orden interno? El orden que se impone desde fuera siempre engendrará desorden. Usted puede ver esta verdad intelectualmente, ¿pero puede aplicarla en efecto de manera que su mente ya no busque proyectar ninguna autoridad: la del libro, del maestro, de la esposa o esposo, del padre, del amigo o de la sociedad? Como invariablemente hemos actuado dentro del patrón de una fórmula, la fórmula se convierte en ideología y autoridad; pero tan pronto vemos de hecho que la pregunta “cómo puedo cambiar” se constituye en una nueva autoridad, terminamos con la autoridad para siempre.
Puntualmente de nuevo claramente: Veo que yo debo cambiar por completo desde las raíces de mi ser; ello no puede depender de ninguna tradición porque la tradición ha producido esta tremenda pereza, esta aceptación y obediencia. No me es posible pedir a otro que ayude a cambiar; ni a ningún maestro, ni Dios, ni sistema, ni creencia, ninguna influencia ni presión exterior. ¿Qué ocurre entonces?
En primer lugar, ¿puedo rechazar toda autoridad? Si puedo, significa que ya no tengo temor ¿Entonces, qué ocurre? Cuando usted rechaza algo falso con lo que ha estado cargado por generaciones; cuando arroja de sí un peso de cualquier clase, ¿Qué sucede? Usted tiene más energía, ¿no es cierto? Tiene más capacidad, más empuje, mayor intensidad y vitalidad. Si no siente esto, entonces no ha arrojado, no ha descartado el peso muerto de la autoridad.
Pero cuando usted lo ha desechado, y tiene esa energía en la cual ya no hay temor en absoluto -temor de cometer un error, temor de hacer lo correcto o no- entonces, ¿no es esa energía misma la mutación? Necesitamos una tremenda cantidad de energía, y la disipamos con el temor. Pero cuando existe esa energía que surge al liberarnos de toda forma de temor, esa energía misma produce la revolución radical interna. Usted no necesita hacer nada a ese respecto.
Así, usted se ha quedado sólo consigo mismo, y ese es el verdadero estado de un hombre que se toma en serio todos estos asuntos; y como no busca ayuda de nadie ni de nada, está libre para descubrir. Y cuando hay libertad, hay energía; y cuando hay libertad no se puede hacer nada erróneo. La libertad es por completo diferente de la rebelión.
No existe eso de conducirse bien o mal cuando hay libertad. Usted es libre, y desde esa libertad, actúa. Y como consecuencia, no tiene miedo, y una mente que nada teme es capaz de gran amor. Y cuando hay amor, puede hacerse lo que se quiera.

Lo que ahora vamos a hacer, por lo tanto, es aprender acerca de nosotros mismos, no de acuerdo con lo que les diga yo o algún analista o filósofo -porque si aprendemos sobre nosotros mismos siguiendo la opinión de algún otro, sólo aprenderemos lo que nos ellos digan, pero no lo que somos- lo que haremos es aprender lo que realmente somos.
Habiendo comprendido que no podemos depender de autoridad exterior para producir una revolución total en la estructura de nuestra psiquis, nos encontramos con la dificultad aun mayor de tener que rechazar nuestra propia autoridad interna, la autoridad de nuestras pequeñas experiencias particulares y acumuladas opiniones, conocimientos, ideas e ideales. Usted tuvo una experiencia ayer que le enseñó algo, y esa enseñanza se convierte en una nueva autoridad, pero esa autoridad de ayer es tan destructiva como la autoridad de hace mil años. Para comprendernos no necesitamos autoridad, ni la de ayer ni la de hace mil años, porque somos seres vivientes, siempre moviéndonos, fluyendo, sin reposar nunca. Cuando nos miramos a nosotros mismos con la autoridad muerta del ayer, fracasamos en comprender el movimiento viviente, la belleza y la cualidad de ese movimiento.
Librarse de toda autoridad, de la suya propia y de cualquier otra es morir a todas las cosas del ayer, para que su mente esté siempre fresca, siempre joven, inocente, llena de vigor y de pasión. Sólo en ese estado es que uno puede aprender y observar. Y para eso se requiere mucha atención, verdadera atención de lo que está sucediendo en su interior, sin tratar de corregirlo, sin decirse que eso debería o no debería ser así, porque tan pronto usted lo corrige, ya ha establecido otra autoridad, un censor.
Así, ahora vamos a investigar juntos -no como una persona que explica mientras usted lee, y siente o disiente de ella conforme sigue las palabras sobre la página, sino que vamos a hacer un viaje juntos, un viaje de descubrimiento dentro de los más secretos rincones de la mente. Y para hacer tal viaje debemos ir con poco peso; no podemos ir cargando con opiniones, perjuicios y conclusiones- todo ese viejo arsenal que hemos coleccionado durante los últimos dos mil años o más. Olviden cuanto saben sobre ustedes mismos, olviden cuando alguna vez pensaron sobre ustedes mismos; vamos a partir como si nada supiéramos.
Anoche llovió mucho, y ahora los cielos empiezan a clarear; es un nuevo y fresco día. Encontrémonos con este día como si fuera el único. Empecemos nuestro viaje juntos dejando atrás todas las remembranzas del ayer. Y empecemos a comprendernos por primera vez.

J. Krishnamurti


Libérese de su pasado

domingo, 23 de octubre de 2016

Extracto de una joya de 5000 años de antigüedad - el Bhagavad Gita

Pequeña introducción:
Este antiguo poema narra en lengua sánscrita la epopeya de las reyertas entre los «kurus» y «pandavas», clanes tribales que tenían como predecesor común a Bharata, hijo de Sakuntala. La guerra entre las dos tribus hermanas había sido iniciada a consecuencia de que Pandu, el hijo menor del rey Hastinapura, había ascendido al trono debido a que su hermano mayor, Dhritarashtra, era ciego. Los dieciocho breves capítulos del Gita versan sobre el diálogo que mantuvieron Krishna y Arjuna ante el desfallecimiento de este último, breves instantes antes de la batalla final, que decidiría la victoria de uno de los dos bandos. Arjuna, el más diestro de los hijos de Pandu, siente flaquear su ánimo cuando ve a la mayoría de sus familiares y amigos entre las filas enemigas. El cuerpo central de este bello poema filosófico-espiritual es la respuesta de Krishna ante el de- saliento del valiente Arjuna, que se niega a luchar a muerte contra sus seres queridos. Krishna le habla a Arjuna acerca del Universo, de quién es él y su condición en medio del Cosmos, además de la Misión que debe desarrollar el hombre en la tierra y de cómo han de comprenderse los misterios de la vida y de la muerte. CAPITULO 2.° MUNDO, ILUSION Y MUERTE

SANJAYA: 1. Elevóse el espíritu de Krishna, y así habló a aquél cuyos ojos estaban llenos de lágrimas, sumido en la desesperación y la pena, su amigo Arjuna. ( Sanjaya: ministro y cochero de Dhritarastra, dotado con los poderes de la clarividencia y de la clariaudiencia para que pueda ir notificándole al anciano rey los acontecimientos en el transcurso del combate. Sanjaya le comenta los hechos y le narra el diálogo entre Krishna y Arjuna.) KRISHNA: 2. Es indigno de un noble como tú dejarse atrapar por el desaliento en el momento de la lucha. ¿Cómo es posible? Esto no te hará ganar ni el cielo ni la tierra. 3. ¡No desfallezcas Arjuna! Esto no es propio de un hombre como tú. Sobreponte a ese mediocre desaliento y levántate como el fuego que quema todo lo que encuentra a su paso.
ARJUNA: 4. ¿Deberé disparar mis flechas contra el hermano de mi abuelo, el grande y venerable Bhishma? ¿Deberé matar con mis flechas a mi maestro Drona, por quien siento veneración? 5. Preferiría antes vivir de la mendicidad que alimentarme con comida real sabiendo a sangre. No puedo matar a mis maestros, aunque ahora estén turbados por la codicia; aún son mis sagrados maestros. 6. No sé cual de los dos bandos sería mejor que ganase. No sé si desearía vivir después de ver muertos a los hijos de mi tío el rey Dhritarashtra. 7. En lo más profundo de mi alma, siento desolación. Mi mente no puede discernir cuál es mi deber. Como tu discípulo, vengo a Ti en súplica, en Ti busco refugio; por favor, sé la luz que aparte la oscuridad de mi confusión. 8. Ni el reino de este mundo entero, ni el reino de los dioses en el cielo, pueden apaciguar el fuego de la pena que quema mis entrañas.
SANJAYA: 9. Así habló Arjuna, completamente abatido, al ecuánime Krishna: “¡No lucharé!”, dijo, y quedó en silencio. 10. Krishna sonrió a Arjuna con ternura. Y allí, entre los dos ejércitos, la voz de Dios se manifestó con estas palabras: KRISHNA: 11. Te afliges por quienes no lo merecen, y tus palabras no son palabras de sabiduría. Un sabio no siente lástima por los que viven, ni tampoco por los que mueren. La vida y la muerte no son diferentes. 12. Siempre hemos existido: tanto yo, como tú, como esos reyes. Y existiremos por siempre y para siempre. 13. Al igual que el alma experimenta la infancia, la juventud y la vejez, sin verse afectada por las mutaciones de este cuerpo; así también tomará otro cuerpo después de la muerte. En un sabio no cabe duda acerca de esto. 14. ¡Oh, Arjuna! El mundo de los sentidos nos produce sensaciones de frío y de calor, de placer y de dolor. Todas estas sensaciones vienen y se van; son transitorias. ¡Elévate sobre ellas, alma vigorosa! 15. El hombre que no es afectado por los sentidos; ni por el placer ni por el dolor, éste es merecedor de vida eterna. 16. Lo irreal nunca ha existido; lo Real nunca ha dejado de existir. Con certeza, esta verdad sólo la han podido entender los auténticos buscadores de la verdad. 17. El Espíritu es indestructible e imperecedero; todo lo penetra. Nadie puede destruir ese Ser Inmutable. 18. A pesar de que estos cuerpos tendrán un fin, habita en todos estos cuerpos, mas está más allá del tiempo: el Espíritu es inmortal e infinito. Así pues, ¡participa en la lucha, noble guerrero! 19. Tanto el que piensa que el alma mata, como el que cree que puede ser muerta, am- bos son ignorantes. Ni puede matar ni puede ser muerta. 20. El Espíritu nunca nace y nunca muere: es eterno. Nunca ha nacido, está más allá del tiempo; del que ha pasado y el que ha de venir. No muere cuando el cuerpo muere. 21. Cuando un hombre reconoce el Espíritu como no nacido, imperecedero, inmutable e indestructible, ¿cómo podría este hombre matar o ser muerto? 22. Al igual que un hombre se quita un vestido viejo y se pone otro nuevo, el Espíritu abandona su cuerpo mortal para tomar otro nuevo. 23. Ningún arma puede herir al Espíritu, ni el fuego puede quemarlo, ni el agua puede mojarlo, ni el viento puede arrastrarlo. 24. Más allá del poder del fuego, de la espada, del agua y del viento, el Espíritu es eter- no, inmutable, omnipresente, inamovible, y siempre uno. 25. El Espíritu está más allá del cambio y del pensamiento; los ojos mortales no pueden verlo. Reconoce que el Espíritu es lo único que permanece y cesa de sollozar. 26. Aunque el alma estuviese destinada irremisiblemente al ciclo de nacimientos y muertes una y otra vez, no deberías, aún así, sentirte turbado por la tristeza. 27. Ciertamente, todo lo que tiene un principio ha de tener un fin. La muerte es el final seguro para quien ha nacido. Pero es igualmente seguro que quien ha muerto ha de renacer. Así pues, no deberías afligirte por lo inevitable. 28. Invisibles son todos los seres antes de su nacimiento, e invisibles volverán a ser des- pués de su muerte. Sólo en el transcurso entre estos dos estados invisibles, resulta posible que los podamos ver. Siendo esto verdad, ¿por qué afligirse? 29. Alguien puede creer en el Espíritu, como la visión de una maravilla, y nos lo descri- be como tal. Mientras que otros tan sólo han oído que es maravilloso; pero aún ha- biéndolo oído, ninguno de los dos lo conoce en verdad. 30. El Espíritu inmortal mora en todos los seres y la muerte no puede afectarlo. Reponte, pues, de tu tristeza. 31. Por esto, piensa en tu deber y no dudes. No hay mayor honor para un guerrero que participar en una lucha por el restablecimiento de la virtud. 32. ¡Oh, Arjuna! Hay una batalla que ganar antes de que nos sean abiertas las puertas del cielo. ¡Felices son aquéllos guerreros cuya actitud es participar en esa guerra! 33. Y no luchar por la justicia es traicionar tu deber y tu honor; es despreciar la virtud. 34. Los hombres hablarán de tu deshonor, tanto ahora como en tiempos venideros. Y para un hombre noble, el deshonor es peor que la muerte. 35. Los guerreros dirán que por miedo desertaste del campo de batalla. Y todos aquéllos que antes te hacían alabanzas, ahora te harán escarnio. 36. Tus enemigos te llevarán al descrédito poniéndote en ridículo, olvidando tus proezas y diciendo cosas indignas de ti. ¿Puede haber, para un guerrero, mayor vergüenza que ésta? 37. Si mueres, obtendrás gloria en el cielo. Y si sales victorioso, obtendrás tu gloria en la tierra. Así pues, ¡levántate, Arjuna, con tu ánimo listo para la lucha! 38. Permanece en paz, tanto en el placer como en el dolor; en la victoria, tanto como en la derrota; tanto si ganas como si pierdes. Prepárate para la guerra con tu alma tran- quila; si estás en paz, no hay pecado. 39. Así pues, escucha la sabiduría del Yoga: camino de la libertad de ataduras y de lo eterno. Ésta es la sabiduría Sankhya: la visión de lo eterno. 40. En este camino, ningún esfuerzo es baldío, ni existe posibilidad de desgracia. Hasta el más mínimo progreso supone liberación de tus miedos. 41. El único pensamiento que debe ocupar la mente de quien anda este camino es de- terminación. La mente de aquéllos que no tienen determinación desvaría perturbada por un aluvión de pensamientos. 42. Hay hombres que, aun careciendo de visión espiritual, hablan ostentosamente con versatilidad y usando muchas palabras; siguen los Vedas13 al pie de la letra y afirman que eso es todo lo que hay que saber. (13 Los cuatro Vedas: Rig-Veda, Yajur-Veda, Sama-Veda y Atharva-Veda, junto con algunos Upanishads, forman el cuerpo de los libros ortodoxos de la India, conocido como Sruti (lo oído), esto es, el cuerpo de la Revelación. La otra gran división es la Smriti (lo recordado), término con el que se designa a los libros no basados en la revelación directa, sino en la tradición)
43. Sus almas están embadurnadas con deseos mundanos y sólo buscan la satisfacción de deseos materiales. La recompensa para éstos es nacer una y otra vez. 44. Aquéllos que aman el poder y el placer, se entregan a esas experiencias, carecen de la firme determinación, necesaria para hacerse uno con el Uno. Ejecutan ceremonias que les prometen poder y placeres. 45. El mundo de los Vedas está sometido a las influencias de los tres Gunas14. ¡Oh, Arjuna! Elévate y líbrate de ellos; permanece en la Verdad que está más allá de todos los pares de opuestos15. Ve más allá de las posesiones y las ganancias. ¡Recupera tu propia alma! (14 Los Gunas o elementos constitutivos de la materia son tres: Sattva, (estado ideal, perfección, claridad, quietud), Rajas (actividad creativa), y Tamas (oscuridad, inercia abúlica, ceguera espiritual). Sattva es la armonía, Rajas es la actividad, la pasión, la fuerza que nos ayuda en la lucha por la vida, y Tamas es el caos, lo inerte, lo obtuso. 15 Trascender los pares de opuestos (dvandva); bueno-malo, positivo-negativo, placer-dolor. Superar tal limitación e instalarse en el dominio de la no-dualidad (advaitam), es lo necesario para lograr la unión con la Realidad Última) 46. Para un sabio dotado de visión espiritual, los Vedas tienen tanta utilidad como un pozo que ha sido cubierto por una inundación. 47. Concentra tu mente en tu trabajo, pero nunca permitas que tu corazón se apegue a los resultados. Nunca trabajes por amor a la recompensa, y realiza tu trabajo con constancia y regularidad16. (16 Dharma es el cumplimiento del deber de un modo totalmente desinteresado. Es también traducido por: rectitud, justicia, recto discernimiento, camino del bien) 48. Realiza tu trabajo en la paz del Yoga, lejos de todo deseo egoísta; desapegado del éxito, tanto como del fracaso. La paz del Yoga es estable y permanente, pues trae equilibrio a tu mente. 49. La acción realizada en la sabiduría del Yoga es muy superior a cualquiera otra reali- zada con fines interesados. Tu salvación está en la sabiduría. ¡Qué desgraciados son aquéllos que trabajan por una recompensa! 50. La sabiduría lleva al hombre más allá de lo bueno y lo malo. Encuentra pues la sabi- duría: el Yoga17 es la sabiduría en acción. ( 17 Yoga es la meditación para la unión con la Realidad Última. En consecuencia, el Yoga es el sendero espiritual que conduce a la fusión con lo absoluto. Literalmente, significa yugo, unión: es el equivalente al re-lígere latino de donde proviene el término religión) 51. Los sabios conocedores de la auténtica sabiduría ejecutan su trabajo desapegados de su recompensa. Y libres así de la esclavitud al nacimiento18, obtienen con seguridad la salvación. (18 La superación de la dualidad lleva a un estado de perfección, de liberación del samsara, por lo cual ya no se ha de volver a reencarnar para gozar o sufrir de las consecuencias del Karma, pues ha sido anulada) 52. Una vez que hayas cruzado el profundo océano de Maya19 estarás aún más allá de lo que hay escrito en cualquier escritura; ya sea de tiempos pasados o los que han de venir. (19 Maya, es la materia que, formando el universo, se forma a sí misma. Es la ilusión del mundo, la ignorancia, el mundo relativo y engañoso que perciben nuestros sentidos y que debe ser superado para llegar a la unión con la Conciencia Universal) 53. Cuando tu mente esté confusa por la controversia de tantas escrituras contradictorias, deberás concentrarla en la contemplación divina: así alcanzarás la Meta Suprema del Yoga20. (20 Samadhi, o éxtasis en la contemplación de la Luz Divina, es la última etapa para lograr la liberación. Disolución total de la conciencia en la Santa Palabra: energía vital.) ARJUNA: 54. ¡Oh, Krishna! ¿Cuáles son los síntomas que permiten reconocer a un hombre sabio, dotado de visión divina? ¿De qué modo habla? ¿Cuál es su silencio? ¿Cómo actúa?
KRISHNA: 55. Cuando un hombre se libera de todos los deseos que anidaban en su corazón, y por la gracia de Dios encuentra la dicha divina, entonces su alma descansa definitivamente en paz.
56. El que no es perturbado por las penas ni anhela las alegrías, ya desapegado de los placeres y estando más allá de la pasión: éste es un sabio de mente equilibrada.
57. Quien no se regocija en la fortuna y los bienes, ni se apena en el infortunio o la enfermedad; aquél que donde quiera que esté está libre de ataduras, sin duda posee suprema sabiduría.
58. Quien, al igual que la tortuga, vierte su conciencia hacia dentro, replegando sus sentidos de atracción que ofrecen los placeres externos, éste posee ecuánime sabiduría.
59. Cuando un hombre repliega sus sentidos, los placeres desaparecen, pero no el deseo de tenerlos. Éste sólo desaparece cuando el alma ha obtenido visión de lo supremo.
60. La impetuosa voluptuosidad de los sentidos arrastra a la mente hacia las cosas exter- nas, perturbando así a los hombres sabios, buscadores de la perfección.
61. Hay que retraer la conciencia de los sentidos y verterla en la armonía interior sen- tándose pues en meditación y con devoción, el alma encuentra descanso en Mí. Cuando los sentidos están en armonía, se obtiene serena sabiduría.
62. El apego surge del deleite en los placeres de los sentidos; del apego surge el deseo y del deseo, la lujuria y el ansia de posesión; y esto conduce a la pasión y a la ira.
63. La pasión turba a la mente y merma la memoria, haciéndonos olvidar nuestro deber. Esto acarrea la insensatez, y la insensatez lleva al hombre a la destrucción.
64. Pero el alma que a pesar de estar en el mundo de los sentidos, mantiene sus sentidos bajo control está libre de apego y descansa serena. 65. En esta paz mental, toda tristeza o sufrimiento desaparecen, pues esa paz es sabiduría y en ella el corazón encuentra sosiego. 66. Un hombre sin disciplina, jamás obtendrá sabiduría, ni tampoco contemplación. Sin contemplación no puede haber paz, y sin paz, ¿cómo puede haber gozo? 67. Pues cuando la mente vaga tras los placeres de los sentidos, la pasión perturba su sabiduría, igual que el viento empuja un cascarón sobre las aguas. 68. El hombre que aparta sus sentidos de los placeres externos obtiene serena sabiduría. 69. Cuando es noche para los demás seres, el hombre disciplinado despierta a la Luz. Y lo que es día para los demás seres, para el sabio que puede ver, es noche. 70. Al igual que todas las aguas fluyen hacia el océano, y no por eso el océano se des- borda, el sabio, aunque le surjan deseos, permanece en unidad inquebrantable con su paz interior. 71. El hombre que abandona el orgullo de la posesión, libre del sentimiento del “yo” y de “lo mío”, alcanza la paz suprema. 72. Este es, oh Arjuna, el hombre que descansa en Brahman. Al reconocerle desaparece toda ilusión. Aunque esto ocurriese en el último momento de la vida de un hombre sobre esta tierra, éste puede alcanzar el Nirvana Supremo: este hombre encontrará paz en la unión con Dios.
CAPITULO 3.° LA ACCION ARJUNA: 1. ¡Oh, Krishna! Si tu enseñanza es que el desapego es superior a la acción, ¿cómo entonces me pides que ejecute la terrible acción de la guerra? 2. En esta contradicción de tus palabras, mi mente encuentra confusión. Aclárame, te lo ruego, ¿por qué camino puedo alcanzar lo Supremo?
KRISHNA: 3. Antes te he hablado, oh príncipe sin mácula, de dos caminos que conducen a la perfección, el de la sabiduría y el camino de la acción de los yoguis, el Karma Yoga. (yogui: quien realiza su trabajo desinteresadamente y sin apego) 4. El desapego en la acción no es alcanzable mediante la pasiva inactividad. Ni la suprema perfección es alcanzable por la mera renuncia. 5. Pues el hombre no puede estar inactivo ni por un momento. Todo es impulsado a la acción irremediablemente por las tres fuerzas de la naturaleza. 6. Aquél que se abstiene de la acción, mas no aparta su mente de los placeres de los sentidos, vive en la ilusión y es un falso seguidor del Camino. 7. Pero aquél que, manteniendo todos sus sentidos bajo control y libre de apego, se entrega al camino de la acción sin apego, éste es un gran hombre en verdad. 8. Haz tu tarea en la vida, porque la acción es superior a inacción. Ni siquiera el cuerpo podría subsistir, si no hubiese actividad vital en él. 9. En este mundo somos esclavos de la acción, a menos que ésta se convierta en adoración. Realiza tus acciones con pureza, libres de la esclavitud al deseo. 10. Así lo hizo saber el Creador cuando hizo al hombre y sus obras como adoración: “Adorándole con tus obras multiplicarás y colmarán todos tus deseos”, dijo. 11. Así complacerás a los Dioses y ellos te complacerán a ti. Y en esta armonía con ellos, podrás alcanzar el bien supremo. 12. Satisfechos los Dioses por tu sacrificio, te colmarán todos los deseos. Sólo un ladrón goza de sus dones y nos los ofrece en sacrificio. 13. Los santos que comen de los alimentos que son ofrecidos al Señor, quedan libre de pecado. Mas la gente mundana que hacen fiestas para gozar de la comida, de este modo pecan. 14. El alimento da vida a los seres, y éste proviene de la lluvia caída del cielo. El sacrificio atrae la lluvia del cielo; es una acción sagrada. 15. La acción sagrada, tal y como describen los Vedas, se ofrece a lo Eterno. Y lo Eterno es Brahman, el que todo lo penetra; por lo cual, está siempre presente en todo sacrificio. 16. Éste es el ciclo de la Rueda de la Ley en continuo movimiento, y en vano vive el hombre que, malgastando su vida en placeres, no ayuda a este ciclo. 17. Pero el hombre que se deleita en el Espíritu, y en Él encuentra su satisfacción y su paz, ese hombre está más allá de las leyes de la acción. 18. En verdad, está más allá de lo que se ha de hacer y de lo que no se ha de hacer, y para realizar su trabajo ya no necesita depender de la ayuda de los seres mortales. 19. Por lo cual, actúa sin apegos y realiza el trabajo que debas hacer, pues el hombre cuyo trabajo es puro obtiene sin duda lo Supremo. 20. El rey Janaka24 y otros guerreros alcanzaron la perfección siguiendo el camino de la acción. Considera siempre el bien como tu meta y realiza tu tarea en esta vida. (24 Janaka era un rey de la antigüedad que por sus obras se ha convertido en un símbolo de karma) 21. En las obras de los mejores hombres, los demás encuentran su ejemplo a seguir. El sendero por donde anda un gran hombre se convierte en una guía para el resto de la humanidad. 22. ¡Oh, Arjuna! no hay nada que Yo deba hacer en ninguno de los tres mundos, pues míos son. No hay nada que tenga que conseguir, porque lo tengo todo. Sin embargo, aún actúo. 23. Pues si Yo no estuviese en continua acción de un modo incansable, los hombres que ahora viven siguiendo los muchos y diversos caminos adoptarían la pasiva inacción. 24. Si yo no hiciera Mi trabajo, estos mundos serían destruidos. Se originaría un gran caos y todos los seres se extinguirían. 25. Al igual que el ignorante ejecuta sus acciones apegado al resultado de ellas, el sabio trabaja desinteresadamente para el bien de toda la humanidad. 26. El sabio no debe confundir la mente de los ignorantes que actúan apegados al resul- tado de sus acciones; más bien, debe ejecutar sus acciones con desapego y devoción y así estimularlos a que hagan lo mismo. 27. En este mundo temporal todas las acciones suceden por intervención de los tres Gunas, fuerzas de la naturaleza. Mas el hombre, engañado por la ilusión del “Yo”, piensa: “Yo soy el hacedor.” 28. Pero el conocedor de la relación entre las fuerzas de la naturaleza y las acciones manifiestas, sabe que algunas fuerzas de la naturaleza trabajan sobre otras. Libre entonces de su esclavitud, ya no pretende ser el hacedor. 29. Aquéllos que viven sometidos a la ilusión de los tres Cunas, se ven afectados por sus influencias. Mas no perturbe el sabio, que conoce el Todo, al ignorante que aún no puede verlo. 30. Ofréceme todas tus acciones, y no hagas caso a tu mente, depositándola en lo Supremo. Libre de pensamientos egoístas y esperanzas banales, lucha, sintiendo la paz en tu interior. 31. Todos aquéllos que sigan mi doctrina y tengan fe en Mí, realizando su trabajo con pureza y buena voluntad, definitivamente encuentran libertad. 32. Pero todos aquellos hombres ciegos que no siguen mi doctrina y actúan con maldad, guiados por su mente confusa, perdidos están. 33. Al igual que todos los seres siguen el orden de la naturaleza, también el sabio actúa de acuerdo con los impulsos de su propia naturaleza. ¿Qué necesidad hay de desobedecerla? 34. El odio y la ansiedad por las cosas de este mundo provienen de la naturaleza inferior del hombre. Malo es caer bajo estas dos influencias, pues son los dos enemigos del que recorre este camino. 35. Aunque tu trabajo sea humilde, realízalo sin sentir preferencia por otros más impor- tantes. Morir cumpliendo nuestro deber es la vida, mientras que vivir envidiando el de otros es la muerte. ARJUNA: 36. ¡Oh, Krishna! ¿Qué misterioso poder empuja al hombre a actuar pecaminosamente, incluso sin quererlo, como si no tuviese voluntad? KRISHNA: 37. La ansiedad y la ira, que surgen de la pasión, son la fuente de maldad y el foco de destrucción: reconócelas como enemigas del alma. 38. El deseo lo oscurece todo, al igual que el humo oscurece el fuego y el polvo impide que el espejo refleje la imagen, al igual que el feto está cubierto por su envoltorio. 39. El deseo enturbia la sabiduría; es el eterno enemigo del sabio. Al igual que el fuego toma infinitas formas, lo mismo hace el deseo; y aún así, no puede encontrar satisfacción. 40. El deseo encuentra cobijo en los sentidos y la mente del hombre. Tras lo cual enturbia la sabiduría, produciendo así la ceguera del alma. 41. ¡Oh, Arjuna! Controla tus sentidos, eliminando tus deseos impuros; pues son los destructores de la sabiduría y la visión espiritual. 42. Enorme se dice ser el poder de los sentidos. Pero aún más poderosa que los sentidos es la mente. Y aún más poderosa que la mente es la razón. Pero aún más grande que la razón es el Espíritu, que habita en todos los hombres y en todo lo que existe. 43. Conoce pues a Aquél que está por encima de la razón, y deja que Su paz te dé paz. Sé un auténtico guerrero y mata el deseo, que es el más poderoso de los enemigos del alma.

sábado, 22 de octubre de 2016

Se puede pensar diferente, solo hay que atreverse

Dicen que no tenemos recursos para todos, pero si vas a las tiendas (los negocios) donde se venden los productos, podés ver que hay muchos productos. Tenemos abundancia! Pero en las manos de quien no lo necesita.




lunes, 10 de octubre de 2016

Creer o no creer

"Me parece fundamentalmente deshonesto y dañino para la integridad intelectual creer en algo solo porque te beneficia y no porque pienses que es verdad".

Dejemos de creer en las cosas solo porque nos reconfortan. Eso es corrupto. Autoengaño placentero. Busquemos lo verdadero. No intentemos evadir el miedo y el dolor sicológico a costa de creer cualquier cosa.