martes, 26 de abril de 2011

El sentido de la vida (por J. Krishnamurti)

Pregunta: Vivimos, pero no sabemos por qué. Para muchísimos de nosotros, la vida parece no tener sentido alguno. ¿Puede usted decirnos cuál es el sentido y el objeto de nuestro vivir?

Krishnamurti: Bueno, ¿por qué hacéis esa pregunta? ¿Por qué me pedís que os diga cuál es el sentido de la vida, el objeto de la vida? ¿Qué entendemos por vida? ¿Tiene la vida un sentido, un objeto? ¿Acaso el vivir no es en sí su propio objeto, su propio sentido? ¿Por qué queremos más? Como estamos tan descontentos de nuestra vida, como ella es tan vacía, tan inarmónica, tan monótona ‑hacer la misma cosa una y otra vez-, deseamos algo más, algo que esté más allá de lo que hacemos. Puesto que nuestra vida diaria es tan hueca, tan insípida, tan sin sentido, tan aburrida, tan intolerablemente estúpida, decimos que la vida debe tener un sentido más amplio; y es por eso que formuláis esa pregunta. No hay duda de que un hombre cuya vida es muy rica, un hombre que ve las cosas como son y está contento con lo que tiene, no está confuso; él tiene claridad, y por tanto, no pregunta cuál es el objeto de la vida. Para él, el hecho mismo de vivir es el comienzo y el fin. Nuestra dificultad, pues, es que siendo vacía nuestra vida, deseamos hallarle un objeto y luchar por él. Tal objeto de la vida puede ser tan sólo idea, sin realidad alguna; y cuando el objeto de la vida es buscado por una mente estúpida, torpe, por un corazón vacío, ese objeto será también vacío. Nuestro problema, por lo tanto, es como hacer nuestra vida rica, no de dinero y todo lo demás, sino interiormente rica, lo cual no es cosa secreta. Cuando decís que el objeto de la vida es ser feliz, es encontrar a Dios, ese deseo de encontrar a Dios es por cierto una evasión de la vida, y vuestro Dios es simplemente una cosa conocida. Sólo podéis abriros camino hacia un objeto que conocéis; y si construís una escalera hacia eso que llamáis Dios, eso por cierto no es Dios. La realidad sólo puede comprenderse en el vivir, no en la evasión. Cuando le buscáis un objeto a la vida, en realidad os escapáis y no comprendéis qué es la vida. La vida es relación, acción en la relación; y cuando no comprendo mis relaciones, o cuando la relación es confusa, busco un sentido más completo. ¿Por qué es tan vacía nuestra vida? ¿Por qué somos tan solitarios, tan frustrados? Porque jamás hemos mirado dentro de nosotros mismos y no nos hemos comprendido a nosotros mismos. Nunca admitimos que esta vida es todo lo que conocemos, y que por lo tanto debiera ser comprendida plena y completamente. Preferimos huir de nosotros mismos, y es por eso que buscamos el objeto de la vida lejos de la vida de relación. Mas si empezamos a comprender la acción ‑que es nuestra relación con la gente, con la propiedad, con las creencias e ideas-, entonces hallaremos que la relación trae por sí su propia recompensa. No tenéis que buscar. Es como buscar el amor. ¿Podéis encontrar el amor buscándolo? El amor no puede ser cultivado. Sólo encontraréis el amor en la vida de relación, no fuera de ella; y es porque no tenemos amor que deseamos que la vida tenga un objeto. Cuando hay amor ‑que es su propia eternidad-, entonces no hay busca de Dios, porque el amor es Dios.
Es porque nuestra menté está llena de tecnicismos y supersticiosas musitaciones, que nuestra vida es tan vacía; y es por eso que buscamos un objeto más allá de nosotros mismos. Para encontrar el objeto de la vida, debemos pasar por la puerta de nosotros mismos; pero consciente o inconscientemente evitamos enfrentar las cosas como son en sí mismas, y de ese modo deseamos que Dios nos abra una puerta que esta más allá. Esta pregunta sobre el objeto de la vida, la formula tan sólo aquel que no ama; y el amor sólo puede hallarse en la acción, que es relación.

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