lunes, 15 de abril de 2019

La gente ignora el inmenso poder que tiene. El poder de crear la realidad.

No sé como fue, pero en algún momento del camino perdimos el poder, la autoridad sobre nosotros mismos, es decir, sobre nuestro mundo, sobre nuestra realidad.
Ejemplo 1:

En la televisión dijeron que este año estará de moda el color violeta. La gente lo acepta y lo cree e inmediatamente y a partir de ese momento se pone en marcha un mecanismo aparentemente invisible que transforma esta creencia en una realidad.
 Los negocios venden ropa violeta, la gente la compra, y las calles se visten de violeta. 
Pero… un momento… ¿quién tiene la autoridad y el poder para decidir que este año será el color violeta?
Bueno, uno puede creer que son los dueños de la industria textil, porque son ellos los que deciden qué fabricar y de que color. Ellos deciden el color de ropa que va a haber en los negocios.
Pero esto no es tan así, porque el resto de personas, es decir nosotros, decidimos si entramos en este juego o no. Nosotros en realidad podemos comprar y usar la ropa que nosotros queremos. Nosotros decidimos, ya sea consciente o inconscientemente.
 Nuestro poder siempre reside en nosotros. Aunque lo ignoremos. Aunque lo neguemos.
Cuando es de forma consciente podemos elegir en libertad.
Pero cuando es de manera inconsciente solo estamos reaccionando, estamos siendo controlados por impulsos que ni siquiera notamos, no estamos eligiendo, algo en nosotros lo está haciendo por nosotros. Somos robots o esclavos que obedecen y reaccionan de acuerdo a lo esperado por los demás. Hemos perdido el poder a la autoridad sobre nosotros mismos, es decir, sobre nuestra realidad.

Ejemplo 2:

Juan te dice algo feo, algo que te hiere psicológicamente/emocionalmente.
 La intención de Juan es hacerte sentir mal.
Si tú no crees lo que Juan dijo, si uno no lo acepta, eso que fue dicho se disuelve en la nada. Desaparece.
 Pero si uno lo cree, eso lo hace realidad. Uno empieza a sentirlo que como real, vivirlo como real, dicho en otras palabras, uno lo hace real. Uno coopera sin querer con su intención de lastimarte, reaccionando de forma inconsciente y completando la intención Juan. Es como si Juan nos hubiera utilizado a nosotros para crear ese mal. Y nosotros sin saberlo lo hemos ayudado. Vaya putada!

Cada uno de nosotros tiene un poder y energía inmensos, el poder de creer o no creer en algo. El poder de aceptar o no aceptar algo. El poder de hacer o no algo realidad.
La contracara de esto es que ese poder, esa energía, puede ser usada tanto para crear como para destruir. Pero hay buenas noticias: esto también está en uno.
Para eso uno tiene que empezar a hacerlo consciente, es decir, empezar a prestar atención a qué cosas estamos aceptando/creyendo cada día, en cada acto de nuestras vidas.
Ese nivel de consciencia determinará cuanta libertad tenemos para crear nuestra realidad o cuanto poder tiene tu inconsciente para creer la suya propia, es decir una realidad que no sabemos de donde salió y que no nos agrada en absoluto.
Ejemplo 3:

Hace unos años, la gente no creía que la tierra era plana. La tierra era plana! Como todos lo aceptaban y creían, eso en ese momento era REAL. Esa era una verdad aceptada por todos.
De la misma manera, en el año 2019 seguimos creyendo un montón de cosas arcaicas, que en su momento eran verdad pero ya han caducado y ahora son destructivas.

Ese poder, esa energía no se pueden parar ni detener. Y aunque no queramos ni nos demos cuenta estamos a cada momento de nuestras vidas pensando, aceptando y creyendo cosas, es decir conformando nuestra realidad.
Incluso lo que uno más teme termina sucediendo, por ejemplo: si pienso todos los días que no me quiero enfermar voy a terminar enfermo, porque he pensado en mí enfermo con la emoción del miedo. Me imagino enfermo cada vez que pienso que no quiero enfermarme y eso termina sucediendo.
En cada momento estamos aceptando y creyendo algo. Esto es imparable, como la vida misma.

Por eso cuidemos bien lo que nos creemos, lo que nos repetimos a nos mismos todos los días. Lo que pensamos todo el tiempo.
Porque eso que tú llamas “realidad” amigo mío, lo estás construyendo tú mismo sin saberlo. Ladrillo a ladrillo, palabra a palabra, pensamiento a pensamiento, emoción a emoción, en cada segundo de tu vida. Cada día.
Esto es así.
Y no para.
Y no va a parar.
Cuidado con lo que creemos, porque eso se termina manifestando como real.

Cada uno es el Dios creador de su mundo.

Restablece ese poder creador en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario