jueves, 29 de enero de 2015

Los niños, esos sabios bajitos.

Todos somos niños hasta que nuestro cuerpo muere.
¿o es acaso la diferencia entre un niño y un adulto
el tamaño de su cuerpo?

A los 42 años se supone que soy un adulto ya
pero en realidad no lo soy
ni nunca lo seré
lo reconozco
soy un niño.
Eterno niño.

Porque tengo sueños
porque todavía tengo sueños
y si aún estoy aquí, es para vivirlos

Porque tengo amor
porque aún tengo amor
y sé que ese amor es real
(si es que hay algo real en este mundo)

Porque necesito vivir, volar, jugar y divertime
libremente, sin condiciones, sin ley ni tiempo.

Porque también necesito que me abracen,
y que me digan que me quieren.

Porque me pesa más lo que yo pienso y siento
que lo que vayan a pensar los demás de eso

Porque vivo sin miedo
(y el miedo es lo contrario del amor)

Ojalá pudieramos aprender más de los niños
que vienen sanos a este mundo,
en vez de obligarlos a adoptar los pensamientos y las costumbres obsoletas
que heredamos de nuestros padres y abuelos. (¿eso es educarlos?)
¿eso no es acaso ir hacia atrás?

Ojalá pudieramos dejar que ellos nos eduquen un poco
porque para educar basicamente hace falta amor y sinceridad brutal (lo cual es sentido común)
y de eso ellos tienen mucho.

Ojalá pudieramos abrir un poco la mente y el alma para poder oirlos en realidad en vez de obligarlos a callar a los gritos.
Pero estamos demasiado ocupados haciendo cosas que “debemos”, obedeciendo inconscientemente aún lo que nos dijeron nuestros padres y abuelos, la voz del pasado.
Ojalá pudieramos vivir haciendo lo que queremos nosotros
en vez de vivir según lo que quisieron nuestros antepasados.

Ojalá pudiermos vivir según la voluntad de nuestro corazón
y no según la voluntad de nuestra mente, miedos y costumbres.

Ojalá pudieramos ser un poco más niños.
MGU

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