viernes, 18 de octubre de 2013

El peligro de no relacionarse

Parece ser que todo va evolucionando como si se nos fuera de las manos.
Cada vez es más normal ver como alguien se pone a escribir en su movil dejando a la persona que tiene delante practicamente sola.
La gente camina por la calle absorbida en su teléfono móvil.
Los otros caminan por la calle absorbidos en sus pensamientos.

Ya no nos juntamos a tomar algo y a charlar, porque pensamos que como pusimos todas las fotos de esa vida tan maravillosa que queremos mostrarles a los demás que tenemos en nuestro Facebook, ya estamos relacionados.
Vivimos cada vez en un mundo más virtual.

Antes el dinero, eran monedas de oro. Valía porque el otro con el cual estaba contriudo tenía (y tiene) valor por su peso, por lo que es.
Ahora el dinero es papel con dibujitos de colores. Igual que el del Monopoly o el Estanciero (version argentina del Monopoly).
El dinero es como un pensamiento, solo vale porque nosotros depositamos en él nuestra creencia que vale. Nosotros lo hacemos valer.

Por eso el dinero de Argentina, 1 peso argentino que vale hoy solo 12 céntimos de Euro, cuando hace apenas hace 11 años valía casi 10 veces más.
El oro sigue valiendo practicamente lo mismo.

Los pensamientos también nos afectan simplemente porque estamos muy acostumbrados a creerles inconscientemente todo lo que nos dicen. Y nuestro estado emocional que está intimamente relacionado con nuestros pensamientos, nos afecta tanto inscluso a nivel físico, que
a largo plazo nos puede provocar enfermedades de todo tipo.

Volviendo a lo de charlar, hoy experimenté una larga charla con unos chicos en la calle que estában juntando firmas para exigir que el mundo sea menos corrupto (exposed2013.de)

Observé que es mucho más sano es charlar entre nosotros, pero con confianza y sin miedo a lo que el otro pueda pensar y sin necesidad de convencer al otro de nada. Como 2 viejos amigos sentado en el banco de una plaza, filosofando, reflexionando abiertamente con absoluta libertad de permitirse pensar y cuestionar todas las ideas por más identificados que estemos con ellas.

Si nos quedamos en casa solos, y no nos juntamos a charlar, nos pasamos el día pensando, lo cual es charlar con uno mismo. El problema es que a nosotros mismos somos capaces de decirnos cualquier cosa, nos mentimos todo el tiempo, nos excusamos, nos justificamos nos distraemos y dilatamos nuestro sufrimiento, nuestro estancamiento.
En cambio, cuando
digo en voz alta lo que pienso, al escucharlo dicho por mi boca ya suena distinto, y si además se que se lo estoy diciendo a otra persona, voy a poner más cuidado. Voy a revisar más antes de mostrar las ideas que me estuve diciendo a mí mismo.
Lo bueno de un amigo es que hay tal confianza que se puede animar a preguntarnos con total libertad e invitarnos a revisar ciertos pensamientos que muchas veces parecen ser buenos, pero revisten cierta negatividad.

En resumen:
juntémonos a charlar.
Aunque sea por skype.
El pueblo unido, jamás será vencido.
En la unión está la fuerza.
En Islandia, hace sólo 5 años, charlando charlando, hicieron la Revolución y encarcelaron a los políticos que los habían llevado al crash (bancarrota) financiero.



Un abrazo,

Mariano


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